El municipio de Linares, ubicado al sur de Nuevo León, vivió una jornada de violencia que estremeció a toda la comunidad. La ejecución del Secretario del Ayuntamiento, Juan Pulido Díaz, ocurrida la tarde del sábado 31 de mayo, ha encendido las alarmas no solo en ese municipio, sino en todo el estado, al exponer las carencias en materia de seguridad que enfrentan las regiones fuera del área metropolitana. Pulido, quien era el segundo al mando en el gobierno municipal encabezado por el alcalde Gerardo Guzmán, fue asesinado a plena luz del día y frente a tres cámaras de seguridad.
El ataque ocurrió afuera de su domicilio, ubicado en la calle Pablo Salce, entre las calles 5 de Mayo y Niños Héroes. De acuerdo con los primeros reportes, un hombre llegó en motocicleta, llamó a Pulido para que saliera y, en cuanto lo tuvo a la vista, le disparó en al menos tres ocasiones. La escena fue captada por tres cámaras de seguridad, dos de las cuales enfocaban directamente hacia el sitio del crimen. La Fiscalía General de Justicia del Estado ya analiza las imágenes, mientras la comunidad exige respuestas.
Mientras tanto, el cuerpo del funcionario fue velado este domingo en la Funeraria Martínez, en la cabecera municipal. La ceremonia se realizó en medio del hermetismo de las autoridades, con un operativo discreto de seguridad que contrastó con el nivel del crimen ocurrido apenas unas horas antes.
Impunidad y silencio oficial
A pesar de la gravedad del hecho, la respuesta de las autoridades ha sido limitada. El alcalde de Linares, Gerardo Guzmán, evitó hablar con los medios y pospuso cualquier declaración formal. Su única reacción fue un breve video difundido en redes sociales, en el que aseguró que su administración “cooperará con las autoridades estatales en las investigaciones” y pidió respeto para la familia del funcionario asesinado.
Sin embargo, el mensaje del Edil ha sido calificado como insuficiente y distante por parte de ciudadanos y observadores locales, quienes esperaban una postura más firme frente al asesinato de una figura clave del gobierno municipal. La Fiscalía Estatal tampoco ha informado avances relevantes sobre los motivos del ataque o la identidad del agresor.
Las autoridades investigan si se trató de un crimen relacionado con conflictos internos en la administración municipal o con otras situaciones del ámbito político o delictivo. Pero hasta el momento, no hay indicios públicos que expliquen qué pudo haber originado un ataque tan directo y planificado contra un servidor público de ese nivel.
🔥 Ejecución y posterior enfrentamiento entre criminales y Fuerza Civil apoyada por SEDENA, deja al menos un detenido en Colonia Tepeyac de Linares.
— Jesús Rubén Peña (@revistacodigo21) June 9, 2025
En ese momento había misa de cuerpo presente de Secretario de Ayuntamiento, Juan Pulido, asesinado el sábado en poblado.#NuevoLeón pic.twitter.com/P45DbmCpsy
Zonas rurales sin protección
Más allá del caso específico, el asesinato de Juan Pulido ha dejado en evidencia el abandono de los municipios rurales en términos de seguridad. A pesar de los discursos oficiales que presumen un Nuevo León “blindado”, la realidad en municipios como Linares es muy distinta. En palabras de Martín Santos Torres, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad, es urgente que el gobierno estatal, a través de Fuerza Civil, asuma temporalmente el control operativo de la seguridad en Linares.
“Si este tipo de hechos están ocurriendo a plena luz del día, frente a cámaras, es claro que la estructura de seguridad municipal no es suficiente”, señaló Santos. “Es momento de que el Estado intervenga y garantice protección a los ciudadanos”.
El llamado cobra mayor relevancia si se considera que este asesinato se suma a otros episodios violentos recientes en municipios del sur del estado, como Rayones y Galeana, donde también se han registrado ejecuciones, secuestros y enfrentamientos armados. A pesar de ello, la administración estatal ha mantenido una estrategia de seguridad centrada principalmente en la zona metropolitana, dejando fuera de foco a regiones enteras.
En Linares, la preocupación de la ciudadanía no solo gira en torno al crimen de Pulido, sino al silencio oficial que ha rodeado el caso, la falta de presencia policiaca en barrios vulnerables y la constante sensación de que “cada quien se cuida como puede”.
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