En un paso estratégico para consolidarse como un actor clave en el ámbito tecnológico global, el Gobierno de México ha propuesto formalmente la incorporación de un capítulo específico sobre semiconductores en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). La iniciativa, que fue presentada tras una reunión de seguimiento encabezada por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, busca fortalecer la naciente industria nacional de estos componentes y atraer nuevas inversiones de alto nivel.
La propuesta forma parte de una política industrial más amplia contenida en el Plan Maestro de Semiconductores 2024-2030, un proyecto que, según la Secretaría de Economía, ya ha alcanzado 16 de sus 30 metas iniciales en tan solo los primeros ocho meses del actual gobierno. Este plan tiene como objetivo posicionar a México como una potencia emergente en la producción, diseño y ensamblaje de chips, componentes esenciales para industrias como la automotriz, aeroespacial, médica y electrónica.
La importancia de los semiconductores a nivel internacional ha aumentado exponencialmente en los últimos años, especialmente después de los cuellos de botella logísticos que evidenció la pandemia, así como por la creciente competencia entre grandes bloques económicos por asegurar su cadena de suministro.
México avanza en plan estratégico en T-MEC
De acuerdo con la Secretaría de Economía, el avance del Plan Maestro ha sido significativo. En tan solo ocho meses de la nueva administración, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, México ha cumplido más de la mitad de las metas propuestas para el desarrollo de su sector de semiconductores.
Este logro ha sido posible gracias a una coordinación estrecha entre el gobierno federal, instituciones educativas, centros de investigación y empresas del sector tecnológico. El plan abarca desde la formación de capital humano especializado hasta incentivos fiscales, mejoras en infraestructura y atracción de inversiones extranjeras.
La propuesta de incluir un apartado dedicado exclusivamente a los semiconductores dentro del T-MEC responde a la necesidad de consolidar jurídicamente el compromiso trilateral con la región de América del Norte para desarrollar esta industria como un bloque. Al tratarse de insumos fundamentales para tecnologías de punta, los semiconductores han sido reconocidos como activos estratégicos, incluso desde la perspectiva de seguridad nacional.
“México no quiere ser solo un país maquilador; aspiramos a construir capacidades completas en este sector, desde investigación hasta fabricación”, destacó un alto funcionario de la Secretaría durante el encuentro con representantes de la industria sobre el T-MEC.
La inclusión del capítulo permitiría facilitar mecanismos de cooperación, homologación regulatoria, desarrollo de proveedores y normas técnicas comunes que impulsen la competitividad regional frente a otras potencias como China, Corea del Sur o Taiwán.
Coordinación regional y apoyo diplomático
La reunión en la que se presentó esta propuesta no solo se centró en avances internos. En el mismo espacio se abordaron aspectos logísticos y regulatorios clave del T-MEC para facilitar el desarrollo de la industria, como la optimización de los permisos de importación, la aplicación de devoluciones fiscales para las empresas del ramo y el fortalecimiento de la cadena de proveeduría en territorio nacional.
Estos elementos son considerados fundamentales para dar certeza a las inversiones y crear un entorno competitivo en comparación con otros países que ofrecen subsidios o incentivos agresivos.
Un elemento adicional que llamó la atención fue el respaldo diplomático que ha comenzado a generarse desde Estados Unidos. La Secretaría de Economía informó que la embajada estadounidense en México ha expresado su disposición a retomar el impulso a esta iniciativa conjunta. Este gesto llega justo después de la toma de posesión oficial de Ronald Johnson como nuevo representante comercial en Washington, lo que representa una oportunidad de relanzar el diálogo económico bilateral.
Funcionarios mexicanos consideran que la alineación entre ambos gobiernos podría ser clave para concretar este nuevo capítulo en el T-MEC, especialmente si se toma en cuenta que Estados Unidos también ha declarado como prioritario el fortalecimiento de su autonomía tecnológica.
Por su parte, Canadá ha mantenido una postura abierta a la discusión, consciente de los beneficios que puede tener una cadena de suministro norteamericana sólida y diversificada, capaz de resistir presiones externas y responder a las nuevas demandas del mercado.
Formación técnica e incentivos fiscales
Uno de los desafíos más importantes para que México se convierta en un actor relevante en el sector de los semiconductores no es solo atraer inversión, sino formar capital humano altamente capacitado. Por ello, el Plan Maestro incluye una estrategia de mediano plazo que busca transformar el ecosistema educativo para que pueda responder a las nuevas necesidades técnicas del sector.
Institutos tecnológicos, universidades públicas y centros de investigación ya han comenzado a trabajar en programas especializados en diseño de circuitos, ingeniería de materiales, nanotecnología y fabricación de chips. El objetivo es contar con miles de técnicos e ingenieros en los próximos cinco años que puedan integrarse a esta nueva industria con estándares internacionales.
A la par, el gobierno está desarrollando esquemas de incentivos fiscales y simplificación de trámites para que las empresas nacionales e internacionales que apuesten por este sector puedan operar con mayor eficiencia.
La visión, explicaron desde la Secretaría de Economía, no es improvisada ni aislada: responde a una tendencia mundial en la que la soberanía tecnológica se ha convertido en un tema prioritario, y donde México tiene ventajas competitivas únicas, como su cercanía geográfica a Estados Unidos, tratados comerciales vigentes y experiencia previa en manufactura electrónica.
El reto, sin embargo, será mantener el ritmo, asegurar el financiamiento necesario, garantizar la seguridad jurídica y lograr acuerdos multilaterales que fortalezcan este proyecto como parte de una política de Estado, y no solo como una iniciativa sexenal.
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